Voy a confesar algo. Cuando empecé a tomarme más en serio esto de la fotografía, mi prioridad era tomar buenas fotos de arquitectura, edificios emblemáticos o curiosos, paisajes urbanos y naturaleza; casi siempre de elementos inanimados, y siempre obviando la existencia del ser humano. Y no sólo obviándola, sino llegando al punto de molestarme que apareciese alguna personita en lo que para mí debía ser un perfecto encuadre de elementos estáticos.
Pero algunas cosas cambian con el tiempo…
Con los años, empecé a valorar introducir personas en mis fotos. Ha sido un proceso de transformación muy progresivo, empezando por incluir en paisajes urbanos o foto callejera (street photo) personas que ya estaban o que simplemente «pasaban», colándose en el ángulo de visión de mi cámara. Casi siempre, desde la distancia prudencial. Esa evolución en lo que para mí era el interés fotográfico siguió. Y siguió hasta llegar al punto en que, desde hace no mucho, el retrato se ha convertido con total seguridad uno de mis géneros preferidos a la hora de motivarme a coger la cámara y hacer cientos de tomas durante un rato.
El retrato fotográfico es como un baile. Puede serlo, al menos. Una danza entre un modelo y un fotógrafo, en que los dos se coordinan, se sincronizan, para terminar sacando el mejor resultado el uno del otro. Puede que ese baile no empiece de la forma más ágil. Puede que os piséis en algún momento, o puede que uno de los dos prefiera una música más rítmica para sentirse a gusto y el otro prefiera algo más pausado. En unas ocasiones, el peso y la iniciativa la llevará uno de los dos; en otras, los papeles quedarán intercambiados. Pero lo que es seguro es que, a pesar de todo eso, aunque cada uno tenga un rol distinto en esa canción, el objetivo final será común para los dos.
Si quieres empezar a hacer buenos retratos o quieres mejorar los que ya has empezado a hacer, en este artículo te muestro los cinco consejos básicos para empezar a conseguirlo. Pero sobre todo, te invito, con este texto, a pasarlo muy bien disfrutando de este género fotográfico tan bonito.
Empecemos.
1. Utiliza aperturas amplias
El primer consejo básico se trata de abrir lo máximo posible el diafragma. De esto ya te hablé en el artículo sobre cómo hacer fotos con fondo desenfocado. Por lo general, conseguirás un resultado más estético, y tu modelo se sentirá más protagonista y quedará mucho más contento/a con ese resultado.
Así que, ya sea en el Modo Manual o en el Modo A/Av (modo de prioridad a la apertura) de tu cámara, abre el diafragma hasta conseguir un número «f» pequeño, enfoca bien a tu protagonista y dispara. Conseguirás un bonito fondo desenfocado que acentuará la belleza de tu retrato y centrará el protagonismo en tu modelo.
Recuerda situar el punto de enfoque de la forma más precisa posible, intentando que apunte a los ojos, en especial si estás fotografiando a tu modelo en un plano muy corto o con un importante zoom. Es donde queremos guiar la atracción del espectador, y la forma con la que lograrás incrementar la expresividad.
2. Aplica la regla de los tercios
De esto también te hablé en el artículo sobre “La regla de los tercios: Qué es y cómo usarla”. Si no conoces esta regla de oro de la composición fotográfica, deberías leer mi artículo. Y es que si queremos una imagen armoniosa y equilibrada, deberás empezar por aplicarla. La regla de los tercios en retratos está muy ligada a ley de la mirada, que nos dice que cuando tengamos a nuestro protagonista de perfil o medio perfil, deberemos dar más “aire” a la zona de la foto a donde se dirige su mirada.
3. Utiliza el color y el contraste con el fondo
Una pieza de ropa con un motivo que resalte sobre el fondo, un complemento colorido, una pared llena de grafitis o un pintalabios potente… Hacer un retrato puede llegar a ser también la creación de un lienzo en el que experimentaremos con el color y con el contraste que nuestro/a modelo genera con el fondo donde está situado.
Si quieres darle un protagonismo total a tu modelo, puedes buscar un fondo que no haga desviar la mirada del espectador hacia allí. Pero también puedes buscar todo lo contrario. Un fondo que llame la atención que contraste radicalmente con nuestro/a protagonista y que genere un efecto de curiosidad en el que observa la imagen, llegando a estimular la imaginación del espectador.
4. Ten en cuenta la luz y el momento del día
No sé si alguna vez has oído que las últimas horas de la tarde son las mejores para hacer fotos bonitas. A ese momento del día es lo que se conoce como hora dorada. Es el momento del día en que la luz del sol es más cálida, más tenue y equilibrada. En el caso de los retratos al aire libre, esto cobra una mayor importancia, ya que si la luz es demasiado dura (como a pleno mediodía), podemos tener problemas de sombras indeseables e incontrolables en la cara de nuestro modelo, o problemas a la hora de exponer bien la foto y conseguir un resultado agradable.
Te recomiendo que busques una luz suave como la de la tarde (o primera hora de la mañana, pero quizá no queremos hacer madrugar a nuestro/a modelo). Y a la hora de guiar a nuestro/a modelo para posar delante de la cámara, hacerlo de manera que su rostro quede en dirección a la luz del sol.
Cuando hayas ganado práctica con este tipo de de luz y de retrato, podrás plantearte retos más difíciles, con una luz más exigente hasta el punto de tener que usar el flash de tu cámara… Pero eso es otro episodio y otro artículo 😉
5. Crea un clima cálido y ten paciencia
Y no por ser el último, el menos importante… Sino todo lo contrario.
Al inicio de este artículo te comparaba el arte de hacer retratos con bailar. Bien, ahora, imagínate que tú eres la persona más experta de la pareja, y que tu modelo apenas se sabe algunos pasos. Tu modelo es una persona tímida, reservada, a quien le cuesta mucho posar delante de un objetivo. Probablemente, la situación le podría crear más nervios que a ti, que te proteges detrás de la cámara.
La idea es conseguir ese clima con esa persona para que todo acabe fluyendo, tu modelo se relaje…
Habla con tu modelo. Hazlo antes de empezar a manipular tu cámara, mucho antes de fijarte en los parámetros, conoce lo que le gusta de sí mismo/a (muchas personas pueden tener complejos físicos), averigua qué tipo de retrato le suele gustar, si algo más serio o más informal; si tiene alguna preferencia especial. En definitiva, cómo se siente más a gusto. Adáptate a tu protagonista, pues es la estrella de tu fotografía.
Bonus: Sé ingenioso/a y original
Seguramente sea el punto más difícil y es por ello que no lo incluyo entre los 5 consejos básicos para hacer buenos retratos. Pero aunque pueda ser el más difícil, también te aseguro que es el más divertido.
Y es que aprender las reglas para fotografiar correctamente es básico. Pero un género fotográfico como es el del retrato nos permite experimentar. Llegar a saltarnos algunas de las reglas aprendidas.
Anímate a soltarte; a probar cosas diferentes. Escenarios atípicos para una sesión de fotos, retratos improvisados disparando sin pensar para pillar «ese» momento, el uso de elementos que a priori podrían parecer que no puedan encajar y que acaban consiguiendo fotos originales y diferentes…
Como siempre acabo diciendo: Coge la cámara y diviértete